Al parecer hacía tiempo que no veía a su amigo y quiso gastarle una broma simulando un robo en el restaurante donde trabaja,tapado con un pasamontañas (que majo),todo con la ayuda de su novia que graba toda la escena con una cámara oculta en el bolso.
Lo que no se esperaba es que su amigo (el colega que él pensaba que era un acojonado) sin pensárselo dos veces saltara el mostrador con un bate de béisbol. Apunto estuvo de darle un buen palo en las costillas, quizás no le habría venido mal por “gracioso“.
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