Las peores camisetas de la historia


La Copa del Mundo de 1978, el delirante espectáculo de Argentina, fue jugado en las épocas oscuras del consumidor. Los fabricantes de productos deportivos todavía no habían despertado al notable hecho de que un impresionable niño de siete años pagaría muy buen dinero para vestirse con la ropa de sus ídolos. A uno de esos niños, para calmar la frustración que sentía ante la falta de camisetas que pudieran colmar sus anhelos, la madre le compró una casaca naranja de nylon y usó hilo y aguja para adornar el bolsillo del pecho con las palabras "Poder Holandés" en puntadas crudas y blancas.
Para el momento en que sus héroes holandeses habían caído en la final, la camiseta se había encogido más o menos a la mitad de su tamaño, y las costuras tan trabajosamente logradas por su madre se habían descosido hasta el punto de lo ilegible.
Sin embargo, ese niño no estaba solo, y una vez que las grandes corporaciones se dieron cuenta de que había miles de clientes potenciales como él, sus obras maestras de poliéster inundaron las tiendas deportivas de todo el mundo. Desde este punto, la creación de cada camiseta para el Mundial ofrecía un particular reto para el diseño: debía verse sensacional en el cuerpo de algunos de los atletas mejores pagados del mundo, encender la imaginación de los pre-adolescentes y favorecer de alguna manera a las barrigas de cerveza de toda una legión de fanáticos que las usaban en las gradas.
Ya hicimos nuestro homenaje a aquellos diseñadores que lograron volver cuadrado el círculo y llevaron a sus equipos a lucir una pieza de indumentaria para el recuerdo perpetuo. Pero hoy hablaremos de aquellos que cedieron ante la presión, retocando los diseños tradicionales para satisfacer tendencias masivas del momento, reemplazando lo inspirado por insípido, y confundiendo algo lleno de gracia con algo lisa y llanamente gracioso.
En estos peores escenarios posibles, hoy los fabricantes se apoyan en toda la bulla publicitaria que rodea al lanzamiento de una camiseta, y esperan que pocos se den cuenta de lo malo que es realmente el diseño. Es un signo de nuestro tiempo que la presentación de nuevos uniformes se haya transformado en algo casi tan anticipado como el anuncio de un plantel mundialista. Recientemente, Umbro reveló la camiseta alternativa de Inglaterra para el Mundial a través de un concepto realmente pobre. A saber, la banda británica de rock indie Kasabian debían mostrar la casaca por primera vez durante un bis, en un concierto. Pero el recital era en París ("de visitante), y los cerebros del marketing no tuvieron en cuenta el factor de respuesta de la audiencia francesa. Recibieron un dramático abucheo en el momento de la presentación.
Antes de dar un paseo por la pasarela de la vergüenza, me saco el sombrero ante el gigante Nike por el interesante toque que ha aportado a las nueve camisetas que presenta en el Mundial de este año (que incluyen a Brasil, Holanda y Estados Unidos). Cara casaca contiene material reciclado de ocho botellas plásticas. Nike estima que más de 13 millones de botellas han sido recuperadas de los basurales para completar este logro. Un dato interesante para los amantes del subtexto o los publicistas de la verdad: las camisetas de Nike son, casi literalmente, basura.
Aquí está el Hall del Horror de los pasados 80 años de Copas del Mundo, con 10 diseños que a nuestro entender deberían haber quedado en la pila de los proyectos fallidos:

1. Bolivia 1930


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El primer diseño es un dedo en el ojo de aquellos que gustan de regodearse en cuán hermosos y simples eran los buenos viejos tiempos. Mucho antes del amanecer de la televisión, los agentes publicitarios o incluso las coreografías preparadas para festejar un gol, las camisetas de mal gusto eran un factor en la Copa del Mundo. Bolivia llegó al torneo sin haber ganado nunca un partido internacional, y quizá en un esfuerzo para congraciarse con los locales, intentó saludar a sus anfitriones usando casacas que tenían, cada una, apenas una letra para deletrear "VIVA URUGUAY" al ponerse en formación. Sin embargo, el equipo no llegó nunca a funcionar tan coreográficamente como proponían sus camisetas y durante las dos apariciones que tuvieron en el torneo, con ocho goles en contra y ninguno a favor, realmente se parecían más a una sopa de letras que a un homenaje

2. Alemania 2010


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La camiseta alternative de Alemania para el próximo Mundial fue develada hace poco tiempo y logró armar su propio escándalo en Inglaterra. El tabloide inglés "The Daily Star" publicó una serie de artículos en los que el capitán almán, Michael Ballack, se yuxtaponía con imágenes de Adolf Hitler bajo el título "Return of Ze Black Shirts" (algo así como "el regreso de las camisas negras", pero con una "z" adicional para acentuar sonoramente lo alemán de la sentencia). El diario germano Bild, por supuesto, demandó una disculpa por la odiosa comparación, asegurando que el peor asesino en masa de la historia europea no podía conectarse con un jugador profesional. The Star, otro tabloide, volvió a la carga, prediciendo que la camiseta iba a comenzar con un "Apestoso Reich", y pareció haber ido demasiado lejos. El resto de los medios ingleses, sin embargo, así como el pueblo inglés en general, no pareció tan interesado en comenzar una discusión sobre el tema.

3. España 1994


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1994 fue un año de una cosecha terrible para los diseños de camisetas de la Copa del Mundo. Un año de buenas casacas que se volvieron locas. El Mundial llegó a los Estados Unidos, Jon Secada y Diana Ross tocaron en la ceremonia inaugural y el torneo que rodeó toda esta cuestión se inclinó un poco a parecerse a Las Vegas. Tomemos la camiseta de España, por ejemplo. Su clásica vestimenta roja, usualmente una visión simple pero atemorizante, fue reimaginada con unos vivos innecesariamente festivos, transformando a la Furia Roja en el Chillón Rojo. Un equipo frágil, notoriamente falto de confianza, caminó sin demasiado rumbo por la Copa, forzados sus jugadores a llevar al campo sus humillantes atuendos, más típicos de un mozo de bar caribeño que de un futbolista profesional.

4. México 1998


En las listas de este tipo, el excéntrico portero mexicano Jorge Campos surge previsiblemente por su predilección a usar vestimentas llamativas, casi payasescas. Campos fue un talentoso arquero que aparentemente dedicó mucho de su carrera a crear por sí mismo un top 10 de malas camisetas. Pero cuando uno descubre que las diseñó todas él mismo (y que cita el surf en Acapulco y la equitación como sus musas gemelas), es fácil entender que se merece un pase libre. Sin sus camisetas psicodélicas, es difícil que lo recordáramos con tanto cariño. Uno sólo puede maravillarse por la manera en la que ha cimentado su legado a través de la alta costura. Sus compañeros de equipo de 1998, sin embargo, no merecen tanta clemencia. Sus camisetas aguantaban un lloroso diseño azteca, que presagiaba las caras largas que el propio plantel pondría tras ser eliminado por Alemania en octavos de final.

5. Inglaterra 1990


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El diseño de Inglaterra para Italia '90 fue el equivalente futbolístico a la nueva Coca Cola. La blanca casaca tradicional del equipo era una fórmula que no era necesario pervertir mediante la adición de esas franjas chillonas y alternantes hechas con sombras de rombos. Los golpeados jugadores ingleses todavía estaban mirando su pecho con desconfianza minutos antes de arrancar su partido inicial.

6. Camerún 2002


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Con notas de estilo evidentemente robadas del guardarropas de Mario Baracus y su "Brigada A", Puma persuadió de alguna manera a los Leones Indomables para que dejaran de usar mangas. Camerún lució esta camiseta para musculosos, diseñada para enfatizar los bíceps de un equipo temido por su dimensión física, cuando recapturó en 2002 la Copa Africana de Naciones. Pero la FIFA apareció para prohibir el modelo tres meses antes del Mundial, reclamando, en las palabras de un inflexible vocero: "no son camisetas& son chalecos". Puma cosió mangas negras a regañadientes y el desbalanceado diseño reflejó el modo en que el equipo finalmente jugó: quedó eliminado en la etapa de grupos.

7. Brasil 1994


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Esta prenda rompió una regla que venía de tiempos inmemoriales, y que decía que ningún equipo con una camiseta espantosa podía levantar el trofeo. Incluso, aunque Brasil la usó para ganar el Mundial, lo hizo con un juego funcional, infiel a su espíritu. Esta camiseta simbolizó la naturaleza sin alma del logro de Brasil con su desacertado y rimbombante dibujo ensuciando su icónico vestuario dorado, haciendo que Brasil luciera como cualquier otro equipo.

8. Corea del Sur 2002


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Holanda impactó al mundo cuando alcanzó en 1974 la final en su camiseta naranja brillante. Corea del Sur subió la apuesta en 2002, al alcanzar las semifinales vestidos de naranja fosforescente. Su camiseta hacía que el equipo se pareciera a una flota de trabajadores de tránsito intentando ser vistos en medio de la noche sin iluminación en una carretera rural. Y dispararon las quejas globales de los espectadores alrededor del mundo que debieron ajustar el contraste en sus equipos de TV.

9. Alemania 1994


¿Fue la camiseta? ¿O fueron quizá los jugadores que la usaron? Es imposible recordarlo. Este equipo alemán tan aburrido como empalagosamente consistente alineaba a Jurgen Klinsmann, que se veía como el mago Sigfried sin su compañero Roy, y a Rudi Völler, cuyo combo de bigote y peinado con permanente definían un aspecto de estrella porno. La bandera de Alemania, pixelada y salpicada a través del pecho y en el muslo izquierdo hacía recordar al águila teutona, reflejando aquel viejo adagio del escritor David Winner: "En la narrativa que es la Copa del Mundo, Alemania juega el rol de villano. Un Mundial sin Alemania sería como La Guerra de las Galaxias sin Darth Vader".

10. Francia 1978


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El 10 de Junio de 1978, Francia enfrentó a Hungría en la primera ronda del Mundial de Argentina. Los dos equipos descubrieron con horror que ambos habían llegado a la Ciudad de Mar del Plata, lugar del partido, provistos solamente con sus uniformes alternativos, ambos completamente blancos. Para salvar el partido, los jugadores franceses fueron convencidos de utilizar las camisetas de un club local, Atlético Kimberley. Es por eso que los franceses salieron al campo usando un conjunto distintivamente de mal gusto en el que las cortinas no tenían nada que ver con las persianas: una creación a rayas blancas y verdes intentaba combinarse con sus tradicionales pantalones azules y unas medias rojas. El choque no afectó el juego del equipo -Francia ganó 3-1 ese día- pero permanece como un extraño caso de aspecto ridículo, no por un mal diseño, sino por falta de organización. Y es, también, un símbolo de lo pequeña en comparación que era la Copa del Mundo apenas 30 años atrás.